Arturo Pérez Reverte ha vuelto a crear un héroe con vocación
de permanencia, como en su día lo fue Alatriste. Un mercenario de nombre Falcó,
descreído, sin rubor de venderse al mejor postor, mujeriego e implacable en la
ejecución de sus misiones. Una especie de vuelta al estereotipo de James Bond,
aunque desde un lado más tenebroso.
Reverte sitúa la acción de la primera entrega de su nuevo
personaje en la Guerra Civil española. Y entonces se plantea la gran pregunta
que siempre se aborda en cualquier historia situada en la tragedia nacional.
¿Estaremos ante un más de buenos contra malos?. Pues lo que el lector se
encuentra es con quizá la primera novela que no aborda la guerra civil desde
ningún estereotipo, sino desde una rigurosa descripción de la crueldad y
sinrazón que caracterizaron a los dos bandos durante tan terrible trienio.
Falcó es un agente al servicio del bando nacional, pero no
por ello la historia nos trata de vender que aquello era una cruzada
justificada. A raíz de una misión pasa a
la zona roja o republicana donde el terror también se ha extendido más allá de
lo admisible. Reverte maneja una vez más con suma maestría una trama de
aventuras y espionaje con ese punto existencial tan propio de sus admirados
maestros del siglo XIX (Stevenson, Conrad,,,,,) y no se ahorran elementos
crueles extraños en la literatura comercial de tiempo de guerra. Su Falcó no es
, en ningún momento, alguien digno de ser alabado; como en Alatriste sus
hazañas siempre esconden un cierto pose de amargura cuando no de maldad.
Tal vez esa intención realista impida una completa empatía
del lector con el protagonista y la también destacada heroína femenina. Porque
aun cuando se encuentran ciertos resquicios a la nobleza, lo que transita en
sus bien escritas páginas son algunos de los momentos más bochornosos de
nuestro pasado, y la intención del escritor no ha sido ,ni mucho menos,
salvaguardar ni defender las posiciones de cualquiera de los dos lados. Cuanto
hubiesen ganado el cine y la literatura española, con un enfoque como el de
este Falcó.