lunes, 17 de junio de 2019

TORMENTA DE VERANO

Obra escrita por el madrileño Juan García Hortelano a comienzos de los  años 60 y que se insertaría como uno de lo títulos claves de la llamada “novela realista social”, mediante la cual los escritores de la época trataban de mostrar la realidad española con un inequívoco aire crítico.
Unos años antes Rafael Sánchez Ferlosio daba a la imprenta “El Jarama”, obra que causo sensación por su llamado “objetivismo”, en la que el narrador mostraba un acontecimiento mediante la pura y simple exposición de los hechos y a través d e un diálogo salpicado por un realismo descarnado. Esta influencia pude percibirse en la novela de García Hortelano, que gira en torno a la aparición de un cadáver en una urbanización donde gente acomodada veranea y se ve trastocada por este acontecimiento.



Pero no nos encontramos ante una novela policiaca de cierto aire crítico. García Hortelano utiliza ese hecho como punto de partida de una trama que gira en torno a la figura de Javier, un acomodado hombre de negocios, ex combatiente del bando vencedor en la guerra civil, cuya aparente éxito social y económico esconde un vacío interior que se acrecienta con el paso de los años. García Hortelano apuesta por una narración fluida, fundamentada en el poder de los diálogos, pulcros, elaborados y muy ajustados a los personajes que pretende describir y muestra sin tapujos que la aparente prosperidad material de aquellos que vencieron la contienda, es una mera fachada de una realidad existencial mucho más compleja: un mundo de adulterios aceptados y asumidos por la respetabilidad social, el alcoholismo como vía de escape, la falta de referentes éticos a la hora de hacer negocios, la desatención de los desamparados y toda la especa capa de hipocresías social que empezaba a teñirse en la España desarrollista de los años 60, en la que el turismo se empezaba a configurar como vía de escape a la miseria material y el atraso.
En realidad esta novela seguía una línea temática que había conseguido sortear los peligros de la censura, y que no sólo alcanzaba a la novela (en ese mismo tiempo surgía la legendaria “Tiempo de silencio” de Luis Martín Santos”), sino que podía palparse en el propio cine como lo demuestran títulos tan emblemáticos como “Muerte de un ciclista” (1955) de Juan Antonio Bardem, o años mas tarde “La caza” (1965) de Carlos Saura. Obras, del ámbito que fuesen, que trataban de remover la conciencia de una país adormecido desde el punto de vista intelectual, y que trataban de lanzar dardos a la complacencia de las clases acomodadas que, además , consideraban que su éxito económico justificaban todas su acciones. Es por lo tanto, una novela imprescindible para situarse en la cultura española de esos años

sábado, 8 de junio de 2019

LA VUELTA DE NORA

En el año 2017, el dramaturgo norteamericano, Lucas Hnath asumió el riesgo de hacer una segunda parte de Casa de Muñecas, la inmortal obra de Ibsen, el autor noruego que con su obra estableció uno de los personajes femeninos emblemáticos de la historia de la dramaturgia mundial: Nora, esa mujer que tratando de salvar a su familia, asumía roles e iniciativas que le estaban vedadas a su género y que, a pesar de poder salvarse y continuar con su acomodada vida burguesa, decidía dejarlo todo al haber descubierto el vacío de su existencia y su sometimiento a los dogmas masculinos.



La obra original de Ibsen ponía sobre el tapete el papel  que la sociedad otorgaba a las mujeres; mucho ha llovido desde entonces y ahora con más fuerza que nunca se reivindica la posición de la misma en el mundo. ¿Puede un personaje como ese ser vigente a fecha de hoy, con las transformaciones económicas y sociales que han sacudido la existencia contemporánea?. En este nuevo acercamiento, Hnath decide situar a sus protagonistas quince años después y nos sitúa en el escenario ante las consecuencias que provocó la huida del hogar por parte de una madre de familia, algo casi sacrílego durante no poco tiempo. Nora vuelve  a su hogar más convencida que nunca de lo adecuado de su decisión, con las ideas muy claras sobre la conveniencia de su huida de aquello que debía considerarse como adecuado. Pero ¿ha calibrado en alguna ocasión como influyó aquello en la vida de los demás?¿Que fue de su esposo e hijos?¿Qué piensan sobre ella?. ¿Nuestras decisiones deben ser autónomas o deben de tener en cuenta a terceros?
Todas esas preguntas se plantean en una pieza que establece unas relaciones personales llenas de reproches y viejas cuentas. Todos los personajes de la función tienen sus motivaciones y no resulta fácil desprenderse de los mismos. Lo que para alguien supone la llave de su felicidad, para otros puede ser una fuente de conflicto. Y quizá, el mensaje más evidente (si es que lo existe) de esta obra es el hecho que el hecho de convivir con otras personas nos termina afectando de forma esencial, por mucho que queramos mantener nuestra independencia. No se puede uno sustraer de la sociedad que le rodea, de sus consignas y reglas, escritas o no, ni tampoco de las consecuencias de nuestros actos, por más que creamos que están justificados.


Es un texto brillante, que logra la muy complicada misión de mantener el nivel del original del que ha sacado la historia y personajes, algo extremadamente complicado al tratarse de una de las cumbres del Teatro contemporáneo, y quizás una de las obras que lo iniciaron, y que en los escenarios españoles ha contado con un excelente electo de actores que llenar de verisimilitud y humanidad a sus complejos personajes.

sábado, 1 de junio de 2019

MI ULTIMO SUSPIRO

Luis Buñuel fue el cineasta español más universal hasta la llegada de Pedro Almodóvar. El aragonés se convirtió en uno de tantos damnificados por la Guerra Civil  que le obligó a exiliarse en México durante gran periodo de su vida y a realizar una parte importante de su obra en Francia. Buñuel fue un referente del cine de autor, una de las personalidades más acusadas de la cinematografía del siglo XX. Su personal visión de arte y de la vida estuvo presente en su filmografía de forma muy intensa, y sus películas (acaso con las del italiano Federico Fellini) reflejan más que ningún otro cineasta sus convicciones éticas, artísticas y hasta filosóficas; su estilo estuvo siempre por delante de los requerimientos industriales y desde sus inicios dejó claro que la pantalla era el medio de expresión de sus personalísimas inquietudes como ser humano.

“Mi último suspiro” fue su esperado libro de memorias, casi al final de su vida, y es un magnífico manual para acercarse a la figura de uno de los creadores más peculiares de nuestra historia. Es una obra sentida, poco rigurosa si se quiere, en el que el punto de vista del protagonista se sitúa muy por encima de datos concretos o referencias fehacientes de cómo ocurrieron los hechos. Buñuel desentraña su infancia en Aragón , sus primeras tomas de contacto con el mundo de los intelectuales, la importancia de figuras a las que estuvo muy próximo como Lorca y Dalí, la efervescencia cultural de esa España de los años 20 y 30 que truncó el estallido de la guerra, los inicios del movimiento surrealista del que fue uno de los grandes protagonistas, sus vicisitudes en países como Norteamérica. También manifiesta de forma expresa sus opiniones respecto a la religión, el arte y algunos personajes de entonces. Destacan, por ejemplo, puntos de vista tan señalados como el que si Hemingway no hubiese sido americano nadie conocería su obra, o si Galdós no fuese español, sería una referencia de la novela mundial. Alaba “El Tesoro de Sierra Madre” de John Huston y critica “De aquí a a la eternidad” de Frd Zinnermman” por patriotera y simplona.

Su estilo es ágil, poco elaborado, pero muy directo y accesible. Es una de esas autobiografías que huele a veracidad, aunque quizá en ella no hay mucha rigurosidad . A fin de cuentas es muy parecida a sus películas: en ellas siempre subyació el universo particular del director por encima de la solidez de la historia. Quizá el tiempo no haya sido muy benévolo con parte de su obra y es poco probable que persista en el futuro. Para cualquier espectador joven resulta bastante difícil acercarse al universo fílmico de Buñuel, y más con el modelo de narrativa cinematográfica que se ha terminado por imponer. Pero sí resulta necesario reivindicar y no olvidar a una de los personajes trascendentales del arte español del siglo XX. Y en el recuerdo siempre quedará el legado de “Viridiana”, “Trsitana”, “El discreto encanto de la buerguesía” o “Nazarín”,