Arturo Pérez Reverte es novelista destacado y
con legiones de seguidores, y un articulista y twitero polémico, y que parece
en permanente estado de enfado, cuando no de cabreo con todo aquello que le
rodea.
Una de las cosas que más enfada a Reverte es la
propia España y concretamente su historia. A lo largo de varios meses, el autor
de Alatriste estuvo publicando artículos en el suplemento dominical del ABC en
los que daba su peculiar punto de vista acerca de evolución histórica del país,
cuya unidad está en los últimos tiempos tan cuestionada. A Reverte, sin duda,
le duele España y que mejor manera de demostrarlo que poniéndolo sobre el papel.
A lo largo de su compilación de artículos esta
nueva y peculiar Historia de España, nos desgrana la trágica y épica
trayectoria de una nación que empezó a forjarse con la llegada de diversas
tribus y que sentó las bases de su recorrido mediante
su profunda romanización, algo que la marcaría toda su vida. En las páginas escritas
por el autor más exitoso de la literatura española contemporánea pasan un
sinfín de acontecimientos, gracias a una brillante capacidad de síntesis y una
notoria habilidad para extraer de la infinidad de acontecimientos que han jalonado
la existencia hispana aquellos que han resultado más decisivos para configurar
la idiosincrasia de nuestra nación. No se ahorra juicios personales y un
elevado subjetivismo, pero éste no es un libro de historia al uso, es una
visión peculiar de la trayectoria de un país bajo el prisma de quien la conoce
en profundidad y la ha usado en
bastantes ocasiones para generar ficciones que han hecho furor entre el
público. En él abunda el pesimismo, la reiteración sobre la capacidad de
autodestrucción de los españoles, la titánica lucha entre lo que realmente
necesitaba la nación y lo que escogía, su eterna crisis de identidad o el
carácter cainita que ha jalonado en no pocas ocasiones la convivencia entre sus
habitantes, también la épica de las batallas y la fiereza de los conquistadores, las intrigas palaciegas y los vaivenes políticos de los últimos siglos. Hay de todo menos complacencia.
Precisamente en ese particularismo reside el
encanto y la fuerza del libro. Es claro que entusiasmará a los seguidores del
autor e irritará a los que no lo sean. A fin de cuentas el propio Reverte,
tanto como escritor como persona ( o mas bien personaje público) no admite
medias tintas. O se le adora, o se le
detesta.
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