miércoles, 23 de diciembre de 2015

LOS CRIMENES DEL MONOGRAMA

Sophie Hannah ha asumido el riesgo  de rescatar para la tinta impresa al legendario Hércules Poirot, el excéntrico belga inmortalizado por la autora de libros de misterio mas popular de todos los tiempos, Agatha Christie. 
Sin lugar a duda, ha habido autores policiacos de una calidad estilística muy superior a la inglesa, pero ninguno de ellos ha emulado, ni de lejos, el talento de la misma para el crimen imposible, las tramas elaboradas y los finales sorprendentes. Para sus numerosos incondicionales sigue siendo la reina del misterio sin parangón alguno. La permanente adaptación cinematográfica de sus historias ha conseguido mantener viva la obra de la autora de “Asesinato en el Oriente Express”.


Retomar su obra puede ser una tarea asequible en la medida que el estilo es, por descontado secundario. Hace falta saber tejer una trama con precisión geométrica, que la acción avance a través de diálogos que aporten información al lector y mantenerle en vilo ante la solución final que no conviene retrasar mucho para no provocar aburrimiento. El desenlace, por descontado, debe de sorprender y no ser previsto, materia en la que Agatha Christie nunca tuvo rival posible: por muy inverosímil que pareciera la solución, siempre tenía una asombrosa coherencia, aun con trucos y licencias mas o menos aceptables.

Todas esas pruebas son superadas por Hannah con solvencia, aunque sin nota destacada. Su historia entretiene, aunque nunca nos engancha irremediablemente. Se lee con agrado y se olvida pronto. Como toda la obra de su ilustre predecesora. Y Poirot sigue siendo tan brillante como desesperante por cursi

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