domingo, 21 de agosto de 2016

EL UMBRAL DE LA ETERNIDAD

Tercera entrega de la trilogía del siglo xx del galés Ken Follett, que concluye la senda iniciada con “La caída de los gigantes” y “El invierno del mundo”, en esta ocasión centrada en el periodo 1961-1989, con la Guerra Fría de trasfondo y, como en las anteriores entregas, protagonizada por diversos personajes americanos, rusos, alemanes e ingleses.
Toda trilogía suele tener sus momentos álgidos, medios y menores y en esta ocasión esta obra puede fácilmente situarse como el menos interesante de los tres novelones del prolífico autor de best-sellers, aun sin ser en modo alguno totalmente desdeñable; mientas que “El invierno del mundo” era con diferencia la mejor de la saga.
Follett vuelve a mostrar una amplia y brillante labor de documentación y como el resto de entregas de la trilogía, es una magnífica re visitación de algunos de los momentos cumbres de la última parte del siglo XX, con una sabia combinación de realidad histórica y tramas de ficción bien ensambladas. Pero el defecto principal de los libros anteriores aquí se agudiza: la gran cantidad de personajes termina por perder al lector, sobre todo porque en esta ocasión muchos de ellos son menos interesantes que en los anteriores libros; un personaje aparece y tarda bastante en volver a dar muestras de vida, otros están mas bien difuminados por breves retazos y en otras ocasiones sus historias carecen de gancho (en especial todo lo relativo a los integrantes de las bandas de música; tal vez un guiño a una de las aficiones favoritas del autor, que como hobby toca en una grupo musical).

Además, algunos temas destacados como la crisis de los misiles en Cuba, la presidencia de Kennedy o la lucha por los derechos civiles se extienden durante demasiadas páginas provocando cierto hastío; las referencias a la política americana de los años 60-70 aun siendo interesantes resultan un poco cansinas y ,por el contrario, se pasa muy de puntillas por la década de los años 80, esencial en la definitiva caída del comunismo, que es en realidad el eje vertebrador de la novela. Da la sensación que “El umbral de la eternidad”, hubiese sido mucho más lograda con menos tramas mas seleccionadas y una menor extensión que las más de mil páginas que dejan al lector agotado ; tal vez los intentos de hacer una obra monumental sean un peaje demasiado elevado para Follett, tras sus magníficas recreaciones de la Edad Media.

En cualquier caso la obra gustará a los admiradores del escritor galés que con estas tres entregas ha vuelto a demostrar que sus cualidades como narrador siguen intactas y que en sus manos los súper ventas de calidad, pueden ser asimismo, libros instructivos y que doten de información y cultura a los lectores. Con Follett, la literatura de entretenimiento se ha dignificado notablemente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario