lunes, 26 de noviembre de 2018

EL ARBOL DE LA CIENCIA


Probablemente la novela más famosa de Pio Baroja, escritor imprescindible de la llamada “generación del 98” un movimiento literario que se suscitó en España a raíz del desastre de la guerra hispano-cubana y que a través de un inequívoco sentido crítico intentó dar respuesta a la sensación de pesimismo y desolación que habían producido la pérdida de los dos últimos reductos del Imperio español. Surgió en la letras españolas el llamado "movimiento regeneracionista" que buscaba la conversión del país desde la literatura intentando crear una conciencia nacional de la necesidad de transformar las cosas. Fue la hora de Baroja, Unamuno, Azorin........
 
Baroja fue un novelista muy prolífico con un estilo personalísimo muy cuestionado por parte de la crítica por una apariencia de falta de pulcritud, en la medida que poseía una prosa directa, escasamente elaborada, muy gráfica en cuanto a la presentación de personajes sobre los que opinaba permanentemente de forma subjetiva y poco generosa. Pero todas sus obras poseen al mismo tiempo una asombrosa coherencia interna, y son muy fáciles de leer, hasta el punto que logran enganchar al lector.
El árbol de la ciencia fue escrita en 1911 y junto con su trilogía de la “lucha por la vida” es su entrega más representativa. A través de un protagonista con claros ribetes autobiográficos, Andrés Hurtado, narra la triste historia de un estudiante de medicina que pasa por la vida contemplando miseria y podredumbre moral y material,  de la que no pude escapar a pesar de sus intentos por dar un sentido a su existencia. El retrato de la España mostrada por el escritor vasco es sumamente pesimista, hay hasta un nihilismo patente en casi toda la novela; un país embrutecido, atrasado y encantado de mirarse al ombligo en el que nada escapa a la decadencia: la Universidad, el ejercicio de la medicina en los ámbitos rurales, la miseria de las clases bajas compuestas por pobres desgraciados sin futuro ni presente y la falta de referentes morales de las clases burguesas y acomodadas, que sólo quieren disfrutar de su privilegios en vez de ejercer el liderazgo al que están llamadas están presentes a lo largo de toda la narración que sería considerada por el autor como su creación más lograda. Al mismo tiempo Baroja nos muestra importantes disyuntivas filosóficas, enfoques vitales que intentan dar explicación a un universo absurdo pero del que uno no pude escapar.

En definitiva una obra que refleja muy bien un periodo histórico y literario, aunque  demasiado pesimista y quizá en buena medida precedente del tremendismo que inauguraría Camilo José Cela en la postguerra (de hecho el Nobel fue siempre un admirador confeso de Baroja)

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