lunes, 28 de noviembre de 2016

EL PROBLEMA FINAL: SHERLOCK HOLMES II

Hacia finales de 1893 Arthur Conan Doyle vivía una plena contradicción como creador literario: gozaba de un éxito descomunal entre el público, pero no sabía como librarse del mismo, o mejor dicho del catalizador de ese triunfo que no era otro que su creación literaria Sherlock Holmes.
Tal era la avalancha de solicitudes de aventuras por parte de los incondicionales del personaje que el médico escocés se hartó de su sujeción a las historias de detectives e ideó librarse de él para siempre. Para ello nada mejor que utilizar un relato corto en el que a través de una nueva aventura el desenlace trajera consigo la desaparición del inquilino de Baker Street
“El Problema final” fue la culminación de esta idea. Por lo tanto, se trata de uno de los relatos cortos más emblemáticos de la historia de la literatura, y no por su trascendencia real, ya que la presión de los aficionados y jugosas ofertas económicas llevarían a Conan Doyle a desdecirse y recuperar a Holmes años después, ni tampoco por su calidad literaria, puesto que al mismo se le pueden sacar todos los defectos posibles: la narración es sobria pero apresurada, la cadena de acontecimientos es demasiado estrambótica como para resultar creíble y su final, emotivo, se aparta de la lógica implacable que había caracterizado a toda la serie.

Además Conan Doyle, creo en el mismo uno de los personajes más icónicos del universo Holmesiano: el malvado Moriarty, llamado el Napoleón del crimen, una especie del reverso oscuro del detective, tan brillante como él, pero dedicado a la delincuencia y el ejercicio del mal; estudios posteriores señalaron la posibilidad que Conan Doyle, que había tomado como referencia a su profesor de anatomía Joseph Bell para crear a Holmes, se inspirara en la figura de un criminal norteamericano muy famoso en la época llamado Adam Worth, para dicho personaje . La fuerza de su figura ha impregnado la mayoría de diversas versiones posteriores literarias, teatrales, cinematográficas y televisivas (hasta de dibujos animados) sobre Holmes, cuando sólo es protagonista en esta historia corta, aunque se le menciona de pasada en otros, pero nunca vuelve a tener un papel destacado en las narraciones de Conan Doyle. Es ciertamente resaltable que algunas de las más características figuras que la cultura popular asocia a Holmes sean efímeras como Irene Adler (“la mujer”), el propio Moriarty o incluso inventadas como la frase “elemental querido Watson”, creada por el cine y nunca dicha en los libros originales, o la misma indumentaria basada en las ilustraciones de Sidney Piaget y no reflejada por Douyle en ningún momento

El autor tuvo la genial idea de situar el final de su imbatible detective en un duelo fratricida entre dos iguales, dos mentes sublimes enfrentadas en un duelo final que tenía por objeto sepultar al detective para abordar otros proyectos literarios ( en especial la novela histórica) que atraían mucho a Doyle, que sólo creó a Sherlock Holmes como vía rápida para alcanzar el triunfo literario, pero del que no se desprendería hasta el final de sus días.ia real, ya que la presión del pe la literatura y no por su trascendencia real, ya que la presi que el m


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